En una reciente entrevista publicada en el Podcast de Joe Rogen, Edward Snowden, mejor conocido por haber revelado los secretos sobre como el gobierno norteamericano espiaba a sus ciudadanos y a otros gobiernos, ha realizado comentarios muy interesantes sobre las nuevas tecnologías y cómo nos espían nuestros móviles.
Si un amigo o un familiar me hubiera dicho que mi teléfono me espía, le hubiera dicho que está paranoico y que busque un oficio que le mantenga ocupado. Pero cuando el que hace este comentario es un ex funcionario de la CIA y de la NSA acusado de entregar información confidencial sobre las estrategias de espionaje del gobierno americano, le que escucho atentamente.
Aunque la entrevista cubre casi tres horas de largo, nos centraremos los 30 minutos que cubren los aspectos correspondientes a la tecnología móvil.
El precio de la conectividad, así es como espían nuestros móviles
Inicialmente lo que se cuestiona Snowden es, ¿cuál es el mayor cambio que ha habido desde 2013, cuando él reveló que la Agencia Nacional de Seguridad espiaba a los norteamericanos?
«Ahora, todo es móvil primero», según Snowden. «Los desplazamientos de nuestro teléfono son los movimientos que hacemos como persona.»
El usuario normal puede pensar que cuando se apaga la pantalla el móvil cesa sus funciones. En realidad, sigue enviando y recibiendo información. En su tiempo en la CIA, Snowden recuerda que usaban smartphones básicos porque podían retirar la batería y asegurarse que no estaban funcionando.
Según Snowden todo smartphone está permanentemente conectado a las antenas de telefonía móvil más cercanas. Aunque la pantalla esté apagada, el dispositivo está aún enviando información, «¡aquí estoy! Este es mi IMEI (Identificación Individual de Maufactura del Equipo) y aquí está mi IMSI (Identificación Individual de Manufactura de Suscriptor)».
Los códigos IMEI y IMSI son dos identificadores únicos a nivel global que solo existen en un lugar exacto en el mundo. Es lo que hace que nuestro dispositivo sea distinguible de los demás en todo el planeta, y por supuesto para poder conectarse a Internet. El IMEI se vincula al smartphone mientras que el IMSI lo hace a la tarjeta SIM.
Las antes de telefonía móvil tienen acceso a información de tiempo y ubicación de cada smartphone (y por ende de cada persona) de manera regular y permanente.
Basado en nuestro número telefónico, las agencias del Estado pueden obtener nuestra identidad. Esto es preocupante tanto en la plataforma iOS como en Android. Aunque en Apple se vanaglorian de la seguridad.
Snowden explica que «esto significa que cuando usted carga con su teléfono, cuando esté encendido hay un registro de su presencia en el lugar, que se genera por las compañías».
Lo más grave es que «aunque no hay necesidad de mantener estos registros permanentemente y no existe argumento para ello, las compañías ven esto como información valiosa», continúa Snowden.
Anteriormente, este tipo de información era efímera. Desaparecía de un día para otro.
«Ahora, este tipo de información se guarda. No importa si no has hecho nada malo o si eres sospechoso. No importa si eres el tipo más ordinario del mundo», enfatizó Snowden.
El término que se emplea para estos datos es «recopilación masiva» (bulk information) que corresponde al trabajo de vigilancia masiva del gobierno. «Ellos simplemente recolectan toda la información que puedan por adelantado, con la esperanza que algún día les sea útil».
Anteriormente los organismos de inteligencia y espionaje tenían que colocar dispositivos en miniatura en la residencia, vigilar directamente al sospechoso o invertir grandes recursos para usar satélites y tecnología de punta. Ya esto no es necesario porque los usuarios están entregando esta valiosa información sin darse cuenta.
«El mayor riesgo para nuestras seguridad y privacidad es esta «recopilación masiva» de información», opina Snowden. «Qué nuestros teléfonos están conectándose constantemente a estas torres de repetición representa un riesgo porque los dejamos en un estado en que están permanentemente encendidos. El gran problema de los smartphones hoy… es que no sabemos que diablos están haciendo».
Y ni hablemos de las aplicaciones
Cuando recibimos un email, un mensaje de texto o de Facebook hay una comunicación e intercambio de información. ¿Cómo se explica que Facebook sabe donde estamos? Estas aplicaciones pueden conocer la ubicación no sólo mediante el GPS, sino mediante triangulación de las antenas a las que se conecta o la red WiFi a la que tiene acceso. Como vemos es muy fácil que las aplicaciones hagan mal uso de nuestros datos sin darnos cuenta.
En el caso de Facebook, bajamos la app porque queremos compartir fotos con nuestros amigos o algún mensaje. No esperamos que la aplicación se conecte con servidores de publicidad o servidores de analíticas de comportamiento para monitorearnos.
Lo peor es que no somos conscientes de esto porque la industria se encarga de hacerlo invisible. Y la complejidad de este esquema no hace vulnerables a problemas como la manipulación de nuestros datos por fugas de información. Es un hecho que los móviles espían y transmiten nuestras conversaciones incluso apagados.
Las compañías nos dicen que es legal, ya que nosotros mismos acordamos ceder la información en los acuerdos de uso de cada plataforma. Estos son documentos legales extensos y complejos que poca gente lee y mucho menos entiende. Básicamente han creado un paradigma donde la información recolectada de nosotros no nos pertenece.
Finalmente Snowden dice: «el escándalo no es que estén rompiendo la ley, sino que no necesitan hacerlo».
La información se ha vuelto una mercancía muy valiosa, y nosotros la entregamos sin siquiera darnos cuenta. Pero la única alternativa sería vivir en una cueva aislados y sin ningún dispositivo tecnológico. No es una muy buena idea. ¿Quién no sacrificaría su privacidad por su dosis diaria de memes, fotos de Instagram y vídeos de gatos?
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